Mi agradecimiento especial a
Graciela Cicalese que en las ocasiones que tuvimos que ir a consultar
archivos y a efectuar entrevistas en la ciudad de Buenos Aires me brindó
todo su apoyo y calidez para realizar esta y otras investigaciones.
1En
el año 2005 iniciamos un plan de investigación para trabajar sobre la
producción intelectual y la organización comunitaria de los geógrafos
argentinos desde la perspectiva teórica de los estudios sociales de la
ciencia. En esa oportunidad, participamos de un grupo interdisciplinario
que tuvo como objeto de investigación el estudio de las distintas
colecciones que había editado el Centro Editorial de América Latina
(CEAL) en áreas temáticas muy diversas que iban desde las ciencias
sociales, a la literatura y las artes visuales. Fue en esa ocasión que
nos pusimos en contacto con la geógrafa que había sido una de las
principales directoras de sus colecciones geográficas con el objeto de
entrevistarla: Elena Chiozza.
2Las
colecciones geográficas en las que había participado en calidad de
codirectora o autora habían significado para la editorial un éxito de
mercado; a la vez una intervención cultural, que si bien en el momento
pasó quizás inadvertida, tenía valor desde dos puntos de vista. Por un
lado, aportaba nuevas perspectivas en los términos de una geografía
popular y por otro lado rescataba una tradición que había sido cara a la
comunidad de geógrafos: escribir en un leguaje que llegaba más allá de
la labor que se realizaba dentro de los recintos especializados de la
ciencia geográfica. Pero claro, la trayectoria de la geógrafa iba mucho
más allá de estas tareas.
3Elena
Chiozza (1920-2011) como profesora de historia orientó tempranamente su
carrera hacia la Geografía en un contexto de nacimiento de estas
carreras en la segunda mitad de la década del 50 en las universidades
nacionales y la creciente formación de una comunidad social y de un
campo de conocimientos específicos. A lo largo de su vida, con sus
publicaciones y práctica docente, ha marcado los ámbitos de estudios
académicos dedicados a la sociedad, la población y el medio ambiente.
Fue además en la Argentina una precursora en la geografía como profesión
en pesquisas sobre diagnósticos y consultoría regional en los 60, la
década del desarrollo; y no pocas veces le tocó desenvolverse en cargos
de gestión política en universidades nacionales y como asesora de
centros de investigación.
4La
entrevista extensa que le realizamos a Chiozza (Cicalese, 2008) se
publicó con notas y comentarios aclaratorios, dejando abierta la
posibilidad de explorar sobre temas que en la conversación surgieron más
allá de nuestro interés concreto, que era por entonces su actividad
editorial. Entre esos temas aparecía su práctica profesional y las
vicisitudes políticas siempre omnipresentes en el tiempo que le tocó
vivir y que afectaron las comunidades de trabajo que frecuentó. Somos
conscientes que elegir qué persona puede ser objeto de una biografía es
ya motivo de debate en el campo de los estudios históricos y en general
en las ciencias sociales; pero más aún lo son las claves para guiar una
narración que sea satisfactoria. En principio, nos proponemos vincular
la vida académica en sentido amplio con sus obras, De alguna manera el
calificativo intelectual ayuda a retratar a la geógrafa, se trata de un
tipo de biografía que busca situarse entre el género biográfico y la
historia intelectual.
5Nos proponemos como objetivo principal realizar su biografía intelectual, pero claro no como un yo
individual encerrado en sí mismo y centrado en sus obras como
producciones desvinculadas de su trayectoria y de otros agentes
copartícipes. No queremos caer en este tipo de análisis que desvincula
al sujeto de su mundo circundante por donde transita a veces adecuándose
a sus normas, otras sorteándolas, o bien trabajando en sus márgenes.
Procuramos que la biografiada sea un puente para que sus miradas,
opiniones y recuerdos ayuden a visualizar el contexto del que forma
parte aún con sus contradicciones, olvidos y en correspondencia o no con
otros testimonios.
6Teniendo
en cuenta algunas de las objeciones que se han hecho a la validez
científica del género biográfico por su carácter híbrido que conlleva a
la vez una traza fáctica y ficticia (Pereira Fernández, 2011; Bourdieu, 1997),
compartimos la idea que esta doble traza lejos de ser una dificultad en
el caso que nos ocupa puede resultar reveladora para seguir la
trayectoria de la geógrafa siempre que tengamos la posibilidad de
contextualizarla social y temporalmente. Dicho de otra forma, que sus
palabras y su actuación sirvan para comprender su inserción en una época
y un oficio en el estado de campo que se encontraba por ese tiempo. En
este último punto intentamos un acercamiento a sus ámbitos de actuación
principal: la universidad nacional, la consultoría territorial y las
editoriales que publicaban textos de referencia para públicos masivos.
7En este itinerario que nos hemos marcado abrimos sólo tres ventanas, y decimos sólo
porque imaginamos que esta es una manera acotada de mirar la vida
erudita de una persona, por no hablar de aquéllas facetas vivenciales,
que suponemos escapan a su condición de intelectual. La pretensión de
exhaustividad en este tipo de estudios es sólo una ilusión, pero opera
como una creencia provechosa para animar el camino de búsqueda y
conocimiento sobre la persona biografiada. ¿Qué pretendemos hacer al
asomarnos a las ventanas? Mirar para tomar tres instantáneas de una
trayectoria muy extensa, móvil y variada en actividades eruditas, con el
objetivo específico que nos lleven a captar e interpretar su actuación
en tres áreas. A saber: su actividad docente y gestión política en la
universidad; su desempeño profesional en organismos públicos y privados
de planificación territorial; y la dirección de geografías populares en
grandes empresas editoriales.
8El
método de observación de alguna manera ordenó la presentación de los
datos en este artículo, no necesariamente guiados por un estricto orden
cronológico del cual nos distanciamos un tanto. La razón se funda en que
vamos a ver desde las tres ventanas las mismas escenas que se
superponen pero a través de cristales diferentes que le dan otro
significado y más claridad a la trayectoria de la biografiada. Para ser
más claros, no es conveniente disociar la gestión política en la
universidad, del ejercicio docente y la labor profesional, puesto que
esta decisión nos arrastraría al desconocimiento de los vínculos y redes
construidos en la carrera por la profesora Elena Chiozza. De esta
manera no habría entonces capacidad para comprender ni los dichos ni la
praxis del sujeto; ni su decurso por campos diferentes y menos aún la
complejidad de relaciones en las que estuvo inmerso.
9El
relato que hemos construido está basado en fuentes diversas y de
distinta naturaleza, claro que operando una selección en función de los
objetivos y metodología que nos hemos propuesto. En este sentido, uno de
nuestros abrevaderos ha sido una extensa entrevista con Elena Chiozza
que en su oportunidad editamos (Cicalese, 2008) y un intercambio
epistolar por medio de correos electrónicos y conversaciones posteriores
a la entrevista que tuvimos con la geógrafa. En estas conversaciones
las preguntas que priorizamos fueron encaminadas hacia su actividad
editorial. Sin embargo, hemos prestado mucha atención a entrevistas
hechas por otros investigadores en circunstancias temporales diferentes y
con cuestionarios focalizados en otros temas.
10Otros
materiales que enriquecieron la construcción de la biografía fueron los
discursos públicos de la geógrafa, y las alocuciones de quienes fueron
sus discípulos, alumnos y colegas en los ámbitos en donde supo
desenvolverse, disertaciones que se emitieron en oportunidad de actos
rituales de premiación en vida de ella, o bien en situaciones en donde
se la homenajeaba o se escribían necrológicas destacando su trayectoria y
aportes al campo de conocimientos de la Geografía. En esas ocasiones
los emisores resultaban ser no sólo agentes individuales sino también
agentes societarios con posición jerárquica en el campo. Finalmente,
cabe agregar que en el último título de esta biografía tratamos
analíticamente las obras de Chiozza como sus aportes al campo de
conocimientos de las humanidades, en el entendimiento que en muchos
casos actuó como autora, coautora, directora o asesora – es más, a veces
es difícil distinguir el peso de su participación en esas producciones.
(…) porque la lucha en el
departamento de Geografía por la consolidación de la carrera fue muy
grande, era una lucha interna con personas que no entendían el espíritu
constructivo del período que se inició en el 55, que ninguno sufrió
cesantía y persecución, absolutamente ninguno, los que se fueron con
Daus se jubilaron para fundar la carrera de Geografía en El Salvador …
es decir cuando yo digo que no tengo sobre mi conciencia el haber hecho
daño a nadie esto te lo digo con absoluta tranquilidad a pesar de tener
una fama de gorila incomparable.
Elena Chiozza, entrevista a Nora Pagano.
- 1 El geógrafo Romualdo Ardissone (1891-1961) nasció en Italia. Ejerció como docente en la UBA y la Un (...)
- 2 Francisco de Aparicio (1892-1951) fue un reconocido arqueólogo y geógrafo argentino. A partir de 19 (...)
11Chiozza
se recibe de profesora de Historia en 1942 en la Universidad de Buenos
Aires (UBA) luego de haber hecho una carrera distinguida por lo que
sería premiada como graduada destacada. Originalmente se desempeñó como
becaria de Romualdo Ardissone1
en el Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA
que se encontraba bajo la dirección de Francisco de Aparicio.2
El director sería quien la cobijaría y la incentivaría para que se
asocie a la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos (GAEA) en 1947,
asistiendo a las primeras jornadas organizadas por la entidad, la
denominada Semana de Geografía, evento que se desarrollaba todos los
años siendo un lugar de encuentro de docentes e investigadores de
distintas disciplinas. En esa oportunidad haría sus primeras ponencias
junto a otras “figuras crecientes” como Beatriz Bosch y Horacio Difrieri
(Lascano y Curto, 2013). Por esa misma época había realizado breves
comunicaciones sobre poblamiento histórico indígena y colonial bajo la
dirección de quienes eran sus referentes en el Museo, contribuciones que
quedaron registradas en el boletín de GAEA y en un repositorio
internacional, esos trabajos serían una base de partida para luego
realizar las colaboraciones en la enciclopedia La Argentina. Suma de Geografía (Chiozza 1945, 1948).
- 3 Barros (2001), Lazzari (2004) y Souto (1996) han profundizado sobre las pugnas políticas en el camp (...)
12La destitución de la dirección del Museo Etnográfico en 1947 de Francisco de Aparicio,3
al que consideraba uno de sus maestros, la viviría como una afrenta
casi personal del gobierno peronista. Este gobierno ponía en marcha una
política en ciencia, tecnología y en las universidades que se traduciría
en una serie de cambios en los elencos de administración tradicionales
de estos organismos. El mismo sentimiento de rechazo manifestaría cuando
concursó para un cargo de profesor en 1950 en la Escuela Superior de
Comercio Carlos Pellegrini y no logró ingresar a la carrera docente en
esa oportunidad. El colegio es una escuela de enseñanza secundaria de
orientación comercial fundada en el Siglo XIX dependiente del Rectorado
de la UBA, donde se han formado en el terreno económico las elites.
Chiozza recordaba – no sin molestia – que no pudo ingresar porque a su
parecer no contaba con las “calificaciones políticas” exigidas por el
régimen peronista (Gruz, 2004). Al igual que todo el sistema educativo,
el colegio sería influenciado por las pautas directivas del peronismo
escolar con la intromisión de contenidos doctrinarios en sus planes y
programas. Según Gambini (2016) estos lineamientos se reproducían en
materias tales como Historia Argentina, Instrucción Cívica y Economía
Política, materias que a la vez hacían uso en clase de libros
francamente partidarios.
13El
General Juan Domingo Perón llega al poder luego de una reñida campaña
electoral donde logra imponerse con su fórmula presidencial. A partir de
su ascenso en 1946, genera transformaciones profundas en la sociedad
argentina, por supuesto no escapando las universidades públicas a estos
cambios en sus planes, planta docente y directivos. Buchbinder (2005)
señala que el Peronismo trastocó el estatus que se mantenía en las casas
de estudio superior que paradójicamente no habían sufrido
significativos trastornos ni con las interrupciones del orden
constitucional, ni con las democracias restringidas que se habían
practicado en el país a partir de la década del 30; régimen que se
continuaría hasta la interrupción del gobierno militar en 1943. Chiozza
de alguna manera sería parte de “la universidad en las sombras”, así se
han denominado a todos aquéllos intelectuales de tendencia liberal y
cosmopolita que mantenían una férrea oposición al peronismo, mientras su
actividad cultural y científica la hacían un tanto al margen de las
entidades estatales. Luego con la caída del peronismo, serían quienes
ocuparían los cargos políticos principales en las áreas de educación,
ciencia y tecnología con el nuevo gobierno.
14Su
comunidad de aprendizaje era fundamentalmente el Museo Etnográfico, y
luego que dejaría de concurrir por las razones expuestas, se integraría
al trabajo en equipo con colegas que tendría como corolario la
publicación de La Suma con el respaldo de la editorial
Peuser. Buena parte de los autores de esta obra se encontraban fuera de
la Universidad, siendo dirigidos en sus pesquisas por Francisco de
Aparicio. Chiozza le confería un significado político a esta
enciclopedia por dos motivos: primero porque no había contado con el
respaldo económico de las instituciones oficiales pero tampoco de las
asociaciones corporativas civiles; y segundo, porque habían participado
en su elaboración investigadores voluntarios marginados de la
universidad por razones ideológicas. Yendo aún más lejos, valoraba esta
actividad intelectual como “un acto de resistencia” de aquéllos que, a
su criterio, eran parte de la corriente teórica más renovadora y activa
de la comunidad geográfica (E. Chiozza, entrevista a Cicalese, 2008).
Cuando me recibí quedaba en la
facultad un grupo de gente muy inquieta, con mucho empuje. Se fundó un
grupo estudiantil de investigación que llamamos “Akida”, que significa
cabeza de lanza. Hasta llegamos a tener un logotipo, que era la
estilización de un arquero arrodillado. Teníamos reuniones mensuales
sobre nuestras investigaciones, comentábamos libros, organizábamos
viajes de estudio y excursiones, lo que hoy se llamarían safaris
culturales. Fue una experiencia vital que se incorporó para siempre a mi
modalidad de enseñanza. (E. Chiozza, entrevista a Ciccolella y otros,
2006: 240)
15Este
grupo al que hace referencia Chiozza se nucleaba por razones
académicas, pero no descartamos también que a partir de esta temprana
organización haya surgido la posibilidad entre algunos de ellos de
reunirse con fines de orden político, al igual de lo que ocurría con
parte del grupo que trabajaba en la producción de La Suma, que
continuarían sus tareas más allá de la muerte de Francisco de Aparicio
en 1951. Esa posibilidad se daría con la caída del Peronismo.
16Chiozza
finalmente podría ingresar en 1956 como profesora en la Escuela
Superior de Comercio Carlos Pellegrini, poco después en un cargo
administrativo político como secretaria del Departamento de Geografía y
Ciencias Antropológicas de la UBA, que se encontraba bajo la dirección
de Romualdo Ardissone. Su ingreso se daba acompañando al nuevo elenco
que llegaba a gobernar la Universidad y la Facultad en particular, luego
de producida la Revolución Libertadora que derrocó al gobierno
peronista. Para entonces, Ardissone ya tenía una importante trayectoria
como docente e investigador con una franca orientación dentro de la
corriente francesa de las monografías regionales, y contaba sobre todo
con estudios especializados en geografía humana, cátedra en la que había
sucedido a Feliz Outes en 1938 y en la que se mantendría hasta su
deceso en 1961 (GAEA, 1973).
17La
refundación universitaria ocasionada por el gobierno provisional surgido
de la Revolución Libertadora le abriría las puertas de la academia y de
la política universitaria activa. Chiozza estaría junto a Ardissone en
la cátedra en la que sería nombrada como profesora adjunta, con escasa
experiencia como docente e investigadora. Recordando ese momento,
Chiozza comparaba las dos refundaciones universitarias en la UBA, la de
1955 producto de un golpe de Estado y la de 1983 resultado de elecciones
democráticas que habían llevado a la presidencia a Raúl Ricardo
Alfonsín. En ambos casos, cumpliría papeles importantes tanto en
universidades nacionales como en organismos de investigación, en
particular en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET). Haciendo una analogía entre las dos etapas
históricas, se lamentaba que el equipo de gestión universitaria que
había tomado el control en 1955 era muy joven y poco experimentado, lo
cual había hecho muy escabroso en ocasiones los aprendizajes necesarios
para la administración y gobierno de la universidad; mientras que el
elenco que asumía en el segundo caso había quedado en manos de gente con
mayor experiencia (Pagano, 1988).
18La
posición en la UBA fue para la geógrafa un punto de partida para la
acumulación de capital científico puro, es decir, para hacer
experiencias en tareas de docencia, investigación, consultoría
territorial y editoriales logrando el reconocimiento en buena parte de
sus colegas. Empero, también para aquilatar capital institucional al
poder establecer con el tiempo una red de intercambios provechosos,
desempeñándose en diversas universidades nacionales y en asociaciones
permanentes o transitorias de investigación, acción y extensión. Incluso
esta red la llevaría a vincularse con entidades que le permitirían
intercambios con geógrafos latinoamericanos y europeos. En este caso
llegó a ser representante nacional de la Comisión de Geografía del
Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH) de la Organización
de Estados Americanos entre 1956 y 1976, y presidenta del Comité
Panamericano de Geografía Urbana de la misma entidad internacional entre
1965 y 1969.
- 4 Comunicación personal de Elena Chiozza al autor.
19Chiozza
se convertiría en el nexo entre Ardissone y la comunidad de docentes –
que en sus palabras se mantendría en su mayoría en la planta de personal
– y las nuevas autoridades surgidas del golpe de Estado. Ardissone, si
bien estaba identificado con el peronismo y mantenía relaciones de
parentesco con altos funcionarios del gobierno peronista, había sido muy
conmovido en los últimos años por el rumbo de enfrentamientos que
llevaba el oficialismo, sobre todo por los desacuerdos del peronismo con
sectores católicos que habían dejado de apoyarlo. El incendio de los
templos religiosos en un clima de violencia política creciente lo había
impresionado muy vivamente.4
[Mi] relación con Ardissone no
era de discrepancias académicas, mis discrepancias eran políticas eh, y
con toda honestidad sabiendo cada uno dónde estaba, pudimos trabajar y
ser él el director del departamento y yo la secretaria del departamento
lo cual diría que de alguna manera permitió al departamento de geografía
tener un diálogo con las autoridades porque quien más o quien menos,
todas las personas que estaban en el departamento de Geografía en ese
momento, en que nosotros nos insertamos en él, habían sido obsecuentes
con la situación anterior y que por esa razón tenían poca capacidad de
diálogo con las nuevas autoridades. (E. Chiozza, entrevista a Pagano,
1988: 4)
- 5 Daus había tenido una carrera significativa como funcionario de Estado desempeñándose como delegado (...)
20La
llegada de la refundación universitaria llevará a la destitución del
geógrafo Federico Daus, principal impulsor de la creación de la carrera
de Geografía en 1953, a quien se lo jubilará de oficio en 1956 en la
Facultad y en el Colegio Nacional Buenos Aires, además dejará sus
actividades oficiales en el Instituto Panamericano de Geografía e
Historia. Es más, su directa identificación con el Peronismo lo lleva
voluntariamente a alejarse en 1957 de la presidencia de la GAEA que
volverá a presidirla recién después de algunos años en 1963 (Lascano y
Curto, 2013).5
Recordemos que el nuevo elenco político de la Facultad convocaría a
numerosos llamados a concursos docentes luego de haber puesto “en
comisión” al personal de planta en octubre de 1955, es decir
inmediatamente producido el golpe cívico militar (Buchbinder, 1997).
21Por
esa misma época se funda en 1956 la Academia Nacional de Geografía
(ANA) como asociación alternativa a GAEA, en el marco de la legislación
que reorganizaba este tipo de instituciones. La ANA, en sus inicios de
fuerte sesgo antiperonista, estaba conformada por miembros
pertenecientes a sectores liberales y católicos que al menos al final
del gobierno justicialista habían sido oposición. Esta entidad,
organizada bajo el modelo de las academias decimonónicas, mantendría una
larga competencia corporativa por autorepresentarse como la institución
que debía ser reconocida legalmente para representar a la ciencia ante
el Estado y hablar en nombre de la Geografía. Esa competencia no sólo
sería con GAEA, sino también con la comunidad de geógrafos
universitarios que se expandía al ritmo de la creación de nuevas
carreras en todo el país a partir de la segunda mitad del Siglo XX (Iut,
2005; Cicalese, 2012). Chiozza, quien no participaría de esta
asociación, se mantendría activa en el ámbito universitario, y una vez
superados los antagonismos interinstitucionales sería reconocida e
incorporada muchos años después como numeraria al igual que el profesor
Daus.
- 6 José Luis Romero (1909-1977) era especialista en el área de historia medieval, social y latinoameri (...)
- 7 Alberto Salas (1915-1995) fue el primer decano normalizador de la Facultad de Filosofía y Letras lu (...)
22El rector interventor propuesto al frente de la UBA sería el historiador José Luís Romero,6 mientras que como decano interventor en la Facultad de Filosofía y Letras se lo nombraría a Alberto Salas,7
quien mantenía lazos con Chiozza ya que había tenido una trayectoria
similar en su trabajado en el Museo, del que había quedado cesante en
1946. En esa gestión comenzaría a desarrollarse la carrera de Geografía
cuyo plan se había aprobado en 1953, con la designación de docentes en
las nuevas cátedras que se dictaban al ritmo del avance de las cohortes
de estudiantes. Además se fundaban novedosas carreras, lo que a decir de
Chiozza ayudó a un intercambio muy beneficioso para los estudios
geográficos. Por ejemplo, refiriéndose al aporte de Gino Germani,
recordaba que por primera vez se empezaron a realizar estudios
originales sobre sociología e historia de la población y de la
inmigración como fenómeno científico, lo que llevó a enriquecer las
tradicionales pesquisas demográficas que se hacían en Geografía, dejando
de ser una simple reproducción de estadísticas un tanto estáticas para
partir de problemáticas y situaciones sociales (Germani, 2004).
23Chiozza
puntualizaba cuáles eran los temas más conflictivos que se dieron en
esa etapa de consolidación de la carrera de Geografía. Contaba que había
muchas resistencias a dictar las materias de manera cuatrimestral, a
incluir en los programas mayor cantidad de trabajos prácticos y tareas
de campo, y se generaban acalorados debates en torno a la propuesta de
colocar en el plan de estudios un grupo de materias en calidad de
optativas (Pagano, 1988:5). En Filosofía y Letras se iniciaba una nueva
etapa donde se introducían las carreras portadoras de las “nuevas
ciencias sociales” que se las veía como imprescindibles para alejar a la
Facultad de los programas muy conservadores basados en la cultura
clásica. Además, se iniciaba la departamentalización como expresión de
modernización administrativa, la cuatrimestralización (que se impuso
primero en la carrera de Filosofía) como modelo de actualización
pedagógica, y la apuesta a las dedicaciones exclusivas para acentuar las
funciones en investigación del cuerpo docente (Buchbinder, 1997). Gino
Germani sería un destacado intelectual en este proyecto modernizador,
con quien Chiozza había compartido militancia estudiantil.
24En
1957, en el seno de la unidad académica se crearon Psicología,
Sociología y Ciencias de la Educación; posteriormente también se
fundarían las carreras de Antropología e Historia del Arte. Germani
sería quien prestaría los mejores argumentos por el mantenimiento de las
carreras en la Facultad de Filosofía y Letras y la necesidad de la
creación de las nuevas, puesto que desde otras unidades académicas se
pretendía apropiárselas (Germani, 2004). En este contexto deben
comprenderse las disputas en torno a la ubicación de la carrera de
Geografía. Ya en agosto de 1956 la Junta Consultiva de la Facultad se
había abocado a la creación y reforma de planes de estudio, creándose la
Comisión para la reestructuración de la carrera (Buchbinder, 1997). La
posición del decano de Ciencias Exactas y Naturales Rolando García era
que Geografía por su condición debía dictarse en esa facultad, que por
otra parte esa localización en el marco de las ciencias naturales le
haría ganar en legitimidad ante sus pares. Esta querella fue saldada en
el Consejo Superior de la UBA con la argumentación de José Luís Romero
ya en su condición de decano de la Facultad de Filosofía y Letras, en
1962.
25El
geólogo Alfredo Siragusa, quien se encontraba dictando clases para
distintas carreras desde antes del golpe en la Facultad, brindaba un
testimonio bastante revelador – en algún punto semejante a los recuerdos
de Chiozza – de cómo era el ambiente interno con la llegada de las
nuevas autoridades.
En 1955, en el 56 se produce un
pequeño colapso dentro de la carrera que es el cambio de gobierno
nacional, cae… viene la revolución universitaria (…) entonces vienen
todos: Palacios, Estrella Gutierrez, Romero, Ghioldi. Empieza a aparecer
así gente nueva, a todos se los consideraba enemigos, era así. Pero
había algunos que entraban analizar, los mandantes de la facultad, y se
dan cuenta que no era de desperdiciar, la carrera no se podía anular, la
carrera de geografía estaba en marcha… Y se incorporan algunos
elementos nuevos: se incorpora el profesor Alfredo Rampa, las profesora
Elena Chiozza, Zunilda van Domselaar. Anteriormente se me habían
olvidado algunos nombres que era Horacio Difrieri en la primera hora…
Sociología aparece como una carrera nueva dentro de la facultad (…) y en
todos lados nos resultó una carrera agresiva, con gente que le gustaba
la política, con gente de avanzada que quería agarrar, agarrar y agarrar
campo ocupacional… Gino Germani era un tipo muy peleador, ¿no? Un tipo
que se encerraba y escribía, escribía, escribía… entonces era un
contrincante muy serio. Pero se podía dialogar, yo, por ejemplo podía
dialogar con él, no tenía problema. (Siragusa, citado en Iut, 2005: 88)
- 8 La flor de ceibo era la viñeta que llevaba una marca popular que por esos años el gobierno peronist (...)
26El
rechazo hacia el Peronismo y la mirada sobre la universidad
justicialista que tenía la nueva elite que asumía el control de la
educación, la sintetizaría en una frase Chiozza en una entrevista en la
década del 80, cuando ya se había recuperado la institucionalidad
democrática luego de la prolongada dictadura militar que se extendería
entre 1976 y 1983. En esa entrevista hacía referencia a sus créditos
académicos al haber trabajado por fuera de la universidad durante el
peronismo junto a Francisco de Aparicio en La Suma, cuyo primer
tomo vería la luz recién en 1958, es decir, se publicaba dos años luego
de su regreso a la UBA. Esa carta de legitimidad la esgrimía empleando
un vocablo muy connotado para la época al aseverar que no le interesaba
volver “como flor de ceibo,8
[es decir] no entrando por la ventana sino legítimamente (Pagano, 1988:
11)”. En el mismo diálogo mostraba cierto fastidio cómo ella misma y el
debate en los claustros estaban condicionados por un pasado que se
juzgaba de mediocridad, pero que determinaba el presente de la facultad:
“siempre se ponía por delante el nivel académico… la palabra nivel
académico no se les caía de la boca por nada del mundo y obstaculizaban
con minucias todas las cosas que se podían obstaculizar” (Pagano,
1988:5).
27De
tal manera pesaba el imaginario sobre la universidad peronista que aún
años después en la entrevista que se le efectuaba en 1988 repetía los
términos con su carga simbólica de “flor de ceibo” y “entrar por la
ventana”. Las dos frases descalificatorias se mantuvieron más o menos
vigentes en el mundo universitario por años, incluso la última de ellas
hasta en forma reciente. Pesaba mucho en la jerga partidaria de ese
tiempo. Se trataba de un medio de descrédito que utilizaba el
antiperonismo para señalar a los docentes que se habían desempeñado
durante el gobierno de Perón en la universidad, y que no tenían – a su
juicio – las capacidades requeridas y merecidas para ocupar ese sitial.
28La
UBA iniciaba un nuevo proyecto que se prolongaría sin sustanciales
sobresaltos hasta el golpe de Estado en 1966. Durante ese período se
instaurarían los estatutos que llevarían el cogobierno de docentes,
estudiantes y graduados (Sarlo, 2001). En los hechos, las nuevas
carreras que se crearían irían acompañadas por una profesionalización
académica sobre todo de las ciencias naturales y exactas, y una
politización más marcada en las humanidades y ciencias sociales.
29Entre
las estrategias de extensión universitaria, nos interesa destacar la
creación de una editorial que haría por su rico catálogo y difusión de
libros en el mundo hispanohablante una gran labor de divulgación
cultural, principios que se mantendrían en emprendimientos editoriales
derivados ante circunstancias políticas críticas. En esta línea, la
comunidad de geógrafos tendría mucho que aportar atendiendo a la
tradición epistemológica francesa que abrazaría para institucionalizarse
en las casas de estudios superiores. La disciplina encontraría una
oportunidad para actualizar su discurso dirigido al gran público
mediante sus libros, y también tendría un giro modernizador que abriría
para algunos pocos geógrafos un sendero profesional en la esfera del
ordenamiento espacial y el desarrollo regional.
El geógrafo pretende ser útil:
siente una vocación filantrópica, al mismo tiempo que un deseo de
participación en el poder. Una cosa justifica la otra. Pero la geografía
puede ser útil a condición que no sea ‘aplicada’, ya que aplicada se
integra en una política: pierde sus posibilidades de crítica y queda por
debajo de la decisión. Al ser activa, tanto hace balance de los
desastres como de los éxitos y de los potenciales; se mantiene al margen
de las posiciones doctrinales y suministra los elementos para poder
juzgar las doctrinas por sus obras. Practica la visión fría.
Pierre George, La Geografía Activa.
30Años
después de la caída del Peronismo, los militares urgidos por el
deterioro económico y político se ven obligados a buscar una salida
democrática. Se celebran elecciones en la Argentina con la proscripción
de aquellos partidos que adherían a la doctrina peronista y a la figura
del General Juan Domingo Perón, expresidente que se encontraba exiliado
en Venezuela. En 1958 gana los comicios con el apoyo del electorado
peronista Arturo Frondizi, quien había logrado la victoria por acuerdos
confidenciales con Perón. El electo era el candidato de uno de los dos
partidos en competencia que había surgido de la ruptura de la Unión
Cívica Radical. La Unión Cívica Radical Intransigente se alza con la
victoria con un proyecto renovado distante del antiperonismo que había
signado a muchos hombres del radicalismo de los últimos años, y que
habían sido firmes combatientes cuando Perón se encontraba en la
presidencia de la Argentina.
31El
Presidente Arturo Frondizi inicia su mandato – que no alcanzaría a
completar por su renuncia en 1962 ante los recurrentes planteos
militares – con un plan de modernización muy ambicioso. Las medidas del
poder ejecutivo buscaban la implementación de un proyecto de desarrollo
nacional que incluía la construcción de industrias básicas y pesadas, la
instalación de las infraestructuras necesarias para el despegue entre
las que incluía: la construcción de estaciones, medios y vías de
transportes, la fundación de represas hidroeléctricas para generación de
energía y riego en distintas provincias rezagadas, el armado de usinas
eléctricas, y la explotación de hidrocarburos. Muchos de los grandes
planes territoriales se gestan durante este período, procurando la
modernización rural, el incentivo estatal a la industria; y sobre todo, a
la radicación de capital extranjero con el objeto de conseguir
condiciones de bienestar social similares a los países centrales.
32Estas
ideas tan optimistas que hoy pueden ser vistas como rudimentariamente
lineales tenían el fin de marcar un sendero de crecimiento económico. No
obstante, fueron las que ilusionaron a buena parte de las elites
pensando en recorrer el trayecto que había llevado a Europa al
desarrollo. Se sostenía que para que este modelo capitalista fuese
efectivo era necesaria una intervención fuerte del Estado que indicaría
en qué sectores y espacios debían orientarse las inversiones públicas y
privadas, pero sobre todo, se requería en su armado la asociación de
agentes externos. Países centrales y empresas extranjeras serían los
principales responsables a la hora de aportar conocimiento y capital en
sus distintas variantes, especialmente mediante créditos, financiación y
tecnología apropiada para lograr los objetivos antes descriptos. El
mismo año en que asumió, el presidente propuso y logró la adecuación de
las normas legales mediante la sanción de la ley de radicación de
capitales extranjeros y de promoción industrial.
- 9 Portantiero (2005) explica que la agenda de problemas en las ciencias sociales, sobre todo en Latin (...)
33El
modelo desarrollista de nuevo cuño aperturista tomó andamiaje en la
década del 60, tiempo donde los países centrales implementaban una
política exterior con planes destinados a las naciones subdesarrolladas o
de desarrollo intermedio – categoría esta última que en forma corriente
se le atribuía a la Argentina. Junto con estas medidas, desde
organismos internacionales se promocionaban modelos teóricos y
analíticos que auspiciaban estrategias que de tomarse llevarían a dejar
el atraso logrando el despegue y la modernización de sociedades
tradicionales. Siguiendo a Portantiero (2005), la cuestión del
desarrollo nacional estaba en la agenda académica de las ciencias
sociales e incluso en el debate de aquéllos que fundaban las carreras modernas
en las universidades. El problema del desarrollo era central, más allá
que se sostenían perspectivas teóricas y diagnósticos diferenciales,
diríamos, hasta puntos de vista contrapuestos para identificar y
jerarquizar las causas reales que bloqueaban esa posibilidad en los
países latinoamericanos.9
34Ya a
mediados de la década del 50, sobre la base de varias entidades
estatales que se habían creado durante el peronismo, se recrearían en el
país lo que podríamos denominar las instituciones públicas para el
fomento del desarrollo, entre las que podemos mencionar: el Consejo
Federal de Inversiones (CFI), el Consejo Nacional de Desarrollo
(CONADE), y otras de perfil científico y técnico como el CONICET, el
Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Comisión
Nacional de Energía Atómica (CONEA).
35Las
corrientes de pensamiento desarrollista coincidieron a escala
disciplinaria con agentes del campo geográfico que veían la necesidad de
ampliar el clásico oficio docente a ámbitos profesionales – que por
otra parte venían legitimados de la mano de la tradición de la escuela
francesa. Los geógrafos comenzaron a incluir en su discurso la
terminología “geografía aplicada” muy bien ubicada por Pierre George
(1975[1964]) como praxis subordinada a la “decisión política”, cita de
la que hicimos mención al comenzar este apartado. Es decir, mostraban a
la disciplina más allá de sus labores pedagógicas por las cuales era
reconocida socialmente, pero también contaban – es cierto que en menor
medida – para justificarse con la influencia de la bibliografía de
geógrafos ingleses de la posguerra que recogían las experiencias de los
trabajos de reconstrucción urbana y regional.
- 10 Horacio Giberti (1917-2009) era ingeniero agrónomo con una larga trayectoria en la administración p (...)
36Estos ahíncos por hacerse útiles al país
pueden reconocerse en las iniciativas individuales o colectivas en
distintos centros y casas de estudio superior. Así, Federico Daus se
desempeñaría como asesor geográfico del Grupo Orbis que en 1961
realizaría un informe económico para la Provincia de Misiones; los
geógrafos de la Universidad Nacional de Cuyo se vincularían con
reparticiones provinciales efectuando estudios de geografía agraria y
geografía urbana; y GAEA, como corporación de profesores a escala
nacional, crearía en su institución la Sección de Geografía Aplicada,
con el fin de concursar para ganar el derecho de realizar los estudios
regionales en intervenciones territoriales ejecutadas por el Estado.
Esta entidad en 1962 se presentaría simbólicamente en la licitación de
la Corporación de Fomento del Valle Inferior del Río Colorado de la
provincia de Buenos Aires (CORFO). Esta pesquisa quedaría a cargo de
Edison Consult S.A., y quien escribiría el capítulo relativo a problemas
de asentamiento humano y estructura demográfica sería Chiozza, en un
episodio más de la competencia que parecía tener con geógrafos de GAEA
por este tipo de trabajos. Roberto Miatello sería incorporado en un
estudio oficial sobre los polos de desarrollo regional en la provincia
de Córdoba, y la misma provincia solicitaría una investigación sobre
zonas regables donde también participarían Miatello, Chiozza – quien
tendría la responsabilidad del capítulo aspectos sociales – y la
dirección general sería de Horacio Giberti.10
Este tipo de requerimiento de consultoría profesional se prolongaría
hasta los 70 con geógrafos la Universidad Nacional de la Plata en
asociación con expertos extranjeros para efectuar diagnósticos sobre la
posibilidad de construir rutas terrestres (Gaignard, 1968). La dictadura
militar que se instauraría en 1976 daría por clausurada la etapa
desarrollista al imponer un modelo aperturista a ultranza, con la
consiguiente anulación de los sistemas de planificación regional. La
CONADE desaparece y sólo se mantiene el CFI más orientado a sectores a
demanda provincial, comienzan a prevalecer las consultoras privadas
quedando muy relegada la planificación estatal a algunas reparticiones
menores (Reboratti, 2001).
37Esa
tradición significó la presencia de geógrafos franceses que
participaban de estas tareas en las entidades del desarrollo en comisión
con técnicos y profesionales argentinos. En particular Pierre Monbeig,
que desde su estadía académica en Brasil había abierto tempranamente en
la academia europea el área de los estudios latinoamericanos (Velut,
2016), y Pierre George divulgando a través de sus textos la
contradicciones entre Geografía Activa y Geografía Aplicada. Las
prevenciones de George se balanceaban entre un área prometedora de
compromiso con elites estatales en programas que se juzgaban adecuados a
buenos fines sociales y los peligros que había detrás de esta opción.
El riesgo era quedar al servicio – bajo la dependencia, decimos nosotros
– del campo político esterilizando la veta crítica. Así recordaba
Chiozza estas presencias:
George vino varias veces a la
Argentina, tengo libros dedicados por él. Era muy culto, además de
ceremonioso, luego de cada visita te mandaba una postal escrita desde el
avión y luego el libro agradeciendo las atenciones recibidas. El
recorrió con nosotros al igual que con Albert Ángel y Pierre Monbeig
parte de la Argentina. Tuvo mucho que ver la gestión de Horacio Giberti
que puso las instalaciones del INTA en los lugares que visitamos al
servicio de la comisión. En uno de esos viajes George llegó a Río Negro.
Cuando ellos venían no sólo venían a Buenos Aires, venían también a
Cuyo, que fue la universidad que mantuvo una relación más estrecha con
los franceses. En especial, porque Gaignard estuvo allí asentado muchos
años. (E. Chiozza, entrevista a Cicalese, 2008: 25)
38Probablemente
entre los pocos geógrafos nacionales que lo pudieron hacer, Chiozza
sería la primera en desenvolverse en organizaciones ad hoc
avocadas al desarrollo territorial. A instancias de José Luís Romero,
Chiozza realiza sus primeras publicaciones reflexivas sobre esta
experiencia en la Revista de la Universidad de Buenos Aires
entre 1959 y 1962. En éstas, a manera de ensayo disertaba sobre “ideas
para una política demográfica” y “los planes de desarrollo en la
Argentina”, donde recogía parcialmente algo de su experiencia primeriza
en este campo profesional y de sus intercambios con expertos de otras
especialidades. Reconocería luego que eso primeros artículos los había
escrito ante la insistencia del decano del Facultad José Luís Romero, ya
que por ese tiempo abrigaba cierta resistencia a la escritura
académica, puesto que de alguna manera sentía más el peso de su
condición docente y de la gestión que desempeñaba. En sus palabras:
Yo mezclé un poco mi actividad
editorial con mi actividad como consultora. El haber trabajado en los
proyectos sobre Chocón Cerro Colorado, la canalización del Río Colorado,
sobre riego en la Provincia de Córdoba y la represa de Salto Grande, me
obligaron a tener una visión más completa y acabada de todo el proceso
de poblamiento y de la evolución demográfica en la República Argentina.
Reconozco que no me gusta escribir espontáneamente, me gusta mucho más
dar clase. Que así todo lo que he hecho, lo he hecho a presión por los
amigos, las cosas salieron – a veces – como si hubiera sido presionada
por los enemigos. Pero salieron. (E. Chiozza, entrevista a Cicalese,
2008: 10)
39Como
entiende Iut (2005), Chiozza dejaba en su escrito su posición clara
sobre la planificación territorial en cuanto práctica legitima en un
país que se pretendía moderno y democrático, y que por otra parte esa
praxis estaba en un todo consubstanciada con la nueva política
universitaria relativa a la extensión social. Los sectores políticos más
conservadores – por entonces muy marginales – veían a estas iniciativas
de planificación como sospechosas, similares a las que centralmente se
desarrollaban en los países bajo la égida de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas o bien a los planes quinquenales que evocaban al
Peronismo. El impulso planificador del Estado en el desarrollismo
orientando esfuerzos públicos y privados se mantendrá hasta bien entrada
la década del 70.
40En
un homenaje que se realizaba para honrar la memoria de Chiozza, su
colega la geógrafa Silvia Grippo y el rector de la Universidad Nacional
de Lujan, Carlos Casanello, rescataban en ambos discursos oficiales su
condición transgresora y valentía al haber laborado en círculos
comunitarios que se le presentaban muy hostiles. El ganarse el sitio del
reconocimiento por su condición de docente y sobre todo de mujer debe
haber sido una tarea muy ardua, debido a los prejuicios y conductas
machistas muy propias de la época. ¿Por qué razón? En primer lugar
porque la Geografía era vista como una materia de formación cultural
ajena a las faenas profesionales; y segundo, por su condición de mujer,
género encasillado sólo en trabajos femeninos típicos como el
magisterio. Los equipos de planificación y consultoría territorial
estaban en su mayoría conformados por hombres, también eran quienes los
dirigían, y en muchos casos los expertos eran provenientes de los
institutos militares. La impronta castrense en cuestiones del desarrollo
técnico e industrial venía marcada muy fuerte desde la organización del
Estado Justicialista y realmente muchas entidades de este tipo quedaban
bajo la influencia de las Fuerzas Armadas por considerarlos parte de la
seguridad interior, aspecto que se afianzaría con el golpe militar de
1966 del General Juan Carlos Onganía.
41Fue
justamente el gobierno militar de Onganía que a poco de asumir
sancionaba con fuerza de ley mediante un decreto la creación de
reparticiones burocráticas que fueron englobadas dentro del Sistema
Nacional de Planeamiento y Acción para el Desarrollo. Este sistema se
enmarcaba en el Plan Nacional de Desarrollo y Seguridad que por primera
vez daba un papel fundamental – al menos en la letra jurídica – a la
planificación regional. La región era mencionada como instrumento de
cambio y tomaba una centralidad hasta entonces inédita en los documentos
públicos, sintetizando el binomio que los militares en el poder
estimaban inseparable entre desarrollo y seguridad (Quintero Palacios,
1995).
- 11 Buchbinder (1997) señala el singular impacto que tuvo el golpe militar en la Facultad de Filosofía (...)
42Para
tener una idea más acabada del contexto del que hablamos, traigamos a
colación que con el gobierno del General Onganía, las universidades son
intervenidas cambiando sus autoridades, incluso en algunas facultades
entrometiéndose de forma violenta. Ese hecho derivó en la renuncia de
autoridades, profesores y su no contratación oficial en otros casos11
clausurando la etapa de gobierno reformista que se había iniciado en
1955. Sin embargo, bajo otras variantes la ideología desarrollista
seguía estando presente. De esta manera, buena parte de la planta
docente se mantuvo o bien – al renunciar a la universidad – se
mantuvieron o ingresaron en instituciones estatales desempeñando
trabajos de corte técnico y profesional. Para entonces ya se había
creado un funcionariado en la administración pública, sobre todo formado
por un grupo de expertos avocados a las tareas estatales del desarrollo
en distintas reparticiones burocráticas, con tareas muy diferentes a
las que hacían los “intelectuales puros” en las esferas académicas bajo
las autonomías universitarias (Neiburg y Plotkin, 2004).
43Entre
estos agentes se encontraba Horacio Giberti, ingeniero agrónomo,
profesional de organismos de planificación que incluso llegó a
desempeñarse como alto funcionario estatal en el poder ejecutivo. Desde
la secretaría del departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía y
Letras (UBA), Chiozza lo había convocado para hacerse cargo en 1957 de
la asignatura Geografía Económica. Esta inclusión en la planta docente
lo llevaría a establecer, como ya vimos, vínculos sociales y políticos
que se extenderían en las consultorías profesionales (Ramírez, 2011).
Esta presencia en la carrera de Geografía significó al menos abrir un
camino, si bien reducido, al campo aplicado para muchos pasantes de la
carrera:
Empecé con un solo alumno.
Porque la carrera de Geografía era muy poco frecuentada, y nueva además.
Era una carrera que no tenía mucho horizonte por fuera de la docencia. A
los geógrafos se los enfocaba como tipos que sabían de temas físicos,
recorrían ríos, cordilleras, pero nada más. Yo fui uno de los que le
abrieron el horizonte a la carrera, tomé como ayudantes en varios
trabajos a geógrafos, y los chicos demostraron que eran más capaces que
los que salían de las Ciencias Económicas porque tenían una visión más
global de las cosas. Pero la carrera de Geografía era entonces algo
ignorado… y luego la materia se hizo optativa para Sociología, otra
carrera nueva, que fue más osada, porque hablar de “sociólogo” era más o
menos como hablar de “comunista”. (Giberti, citado en Ramírez, 2011:
246)
44En
el sentido de estas palabras, en la tesis de Iut (2005) se glosan
testimonios de muchos de los estudiantes y graduados que tuvieron como
profesor a Giberti, y que por su intermedio llegaron a trabajar y hacer
carrera profesional en las instituciones del desarrollo, en particular
centros de investigación, acción o extensión con intervención en
distintos sectores económicos y territoriales, afirmación que por otra
parte ha comentado Chiozza en alocuciones públicas.
45En
esta etapa surge lo que podríamos denominar un nuevo género de escritura
de orden técnico-académico para los intelectuales profesionales que
trabajaban en informes de consultora. De la observación de estos textos
podemos encontrar un aire de familia que evoca las formas de escritura
de enciclopedias, geografías generales y textos de geografía de
enseñanza. ¿En qué sentido encontramos esta similitud? Principalmente
porque más allá de la complejidad de los capítulos técnicos, encontramos
este género si tomamos, por ejemplo, el que hicieron en asociación
Italconsul y Sofrelec para la región Plan del Comahue en la Patagonia.
Así, en un lenguaje accesible a dirigentes políticos se hacen
relevamientos exhaustivos del espacio con un retrato espacial al estilo
de la geografía regional con detalle de accidentes geográficos,
infraestructuras, población, poblamiento y recursos naturales (clima,
suelo, estructuras geológicas, hidrografía, biogeografía, etc.) con una
profusión de cartografía temática de distinta naturaleza. Claro que los
informes incluían además diagnósticos generales y particulares para
concluir con recomendaciones y un programa preliminar que valoraba tanto
los costos como los beneficios de la intervención.
46Creemos
que estas tareas de producir estudios en equipos multidisciplinarios
que generaban estos informes seguramente fueron un aprendizaje decisivo
para emprender labores en el campo editorial, tanto para Chiozza como
para aquéllos que lograron participar en estas experiencias; ambas áreas
de conocimientos y prácticas de alguna manera se retroalimentaron. En
la actividad editorial, es donde estimamos que la geógrafa hizo los
aportes académicos más significativos, sobre todo en la dirección de la
producción de geografías generales y regionales para el gran público.
Dicho esto, es importante extendernos en este análisis de las obras si
tenemos en cuenta que esos fascículos y tomos tuvieron una distribución
masiva y una recepción extraordinaria en sectores sociales muy diversos:
académicos, docentes, estudiantes de distintos niveles, técnicos y
profesionales dedicados a la planificación; como además aquellos
lectores que atendían a su formación cultural o a su esparcimiento.
47En
este apartado hacemos una primera aproximación a la labor editorial de
Elena Chiozza. La trayectoria de la geógrafa en este campo es lo
suficientemente destacada y reveladora como para ser abordada de manera
más extendida en la sección dedicada a artículos en este mismo número de
la publicación. En ese artículo, entonces, ahondaremos la dimensión de
las publicaciones de mercado en su carácter de emprendimientos
colectivos de una notable complejidad dada la envergadura de
participación de intelectuales, escritores, redactores, diagramadores,
técnicos de imprenta, distribuidores, publicistas y libreros.
48Como
vimos, Chiozza comienza haciendo trabajos menores para publicaciones
tales como enciclopedias y diccionarios, vinculándose con el grupo de
intelectuales y políticos que toman el control de la universidad
argentina a posteriori de la Revolución Libertadora en 1955, que
interviene en las casas de estudio. Sin embargo, antes como estudiante y
graduada novel se había integrado al grupo que voluntariamente
trabajaba bajo la dirección de Franciso de Aparicio en la pesquisa y
redacción de lo que luego derivaría en la edición de La Argentina. Suma de Geografía,
una geografía general cuyo primer ejemplar se publicaría en 1958 por la
Editorial Peuser – por ese tiempo probablemente la empresa más
importante del país especializada en este rubro. Posteriormente en la
década del 60, más avocada a las labores docentes, la geógrafa se
interesaría por el manejo de las imágenes en las clases de geografía e
historia, y su orientación se concentraría en la didáctica de la
Geografía. Como resultado, produciría junto con sus colegas el Diatlas:
una obra colectiva elaborada en los talleres de la editorial Kraft S.A.
Este trabajo se distribuyó según el plan editorial que incluía un libro
acompañado por un set de diapositivas sobre temas que eran parte de las materias y los planes de estudio que regían la enseñanza escolar.
49Tanto
el campo de la educación como el profesional confluyen y nutren la
labor editorial de la geógrafa. Mientras Chiozza se desempeñaba
realizando informes y estudios para emprendimientos oficiales de
transformación territorial en el marco del optimismo que emanaba del
desarrollo social y económico asociado a la planificación espacial,
aprovechaba esas tareas de pesquisa en la obtención de información de
datos de campo útiles para la redacción de textos en las primeras
enciclopedias que lanzaría el Centro Editorial de América Latina (CEAL).
Su participación quedaba originalmente limitada a la elaboración y
dirección de algunos de los ejemplares dedicados a la geografía
argentina como parte de un compendio que lanzaría el CEAL de lo que
sería uno de sus emprendimientos inaugurales luego de su fundación: Mi país, tu país.
Esta enciclopedia sería uno de los “éxitos” de mercado que la editorial
necesitaba para su continuidad, sobre todo cuando su fondo editorial
comenzó a mostrarse a los ojos del gobierno autocrático como sospechoso
ideológicamente y comenzaba a sufrir distintos tipos de censura. Tal fue
el éxito de mercado de esta enciclopedia que sus derechos fueron
vendidos de manera conveniente a otra empresa que la reeditó bajo
formatos, diseños y soportes materiales diferentes prolongando su
permanencia en las librerías por varios años más.
50Para
la década del 70 el CEAL publica la primera obra integralmente de
geografía, ya que en las anteriores sólo había dedicado algunos
fascículos individuales o tomos en colecciones de conjunto temático.
Esta obra de geografía argentina sería reconocida como un esfuerzo
colectivo por crear lo que al fin la comunidad de especialistas
señalaría como la última geografía regional de la Argentina. Su
manufactura mostraba una geografía popular de una complejidad editorial
notable por los autores reunidos en la obra, por su presentación y por
el proceso de comercialización en fascículos semanales encuadernables.
Nos referimos a El País de los Argentinos cuyo primer ejemplar
llegó al mercado en 1978 bajo la dirección de Chiozza y Ricardo
Figueira. Esta obra se relanzaría más tarde y a poco de finalizar su
venta se idearía otra geografía argentina, alejada de la visión
regional, cuyos contenidos estaban organizados como geografía
sistemática y exhibiendo un novedoso tratamiento visual que rescataba
los avances tecnológicos de los relevamientos terrestres efectuados por
satélites que orbitaban la tierra recogiendo imágenes desde el espacio
exterior. En esta obra, titulada Atlas Total de la República Argentina, Chiozza aportaría sus conocimientos y su formación específica en el examen de imágenes satelitarias.
51El Atlas Total de la República Argentina
alcanzó una demanda que comprometió a la empresa a prolongar su
contenido superando las previsiones del plan original, preparando nuevos
tomos dedicados a ramas de geografía muy específicas. Esta obra de
conjunto incluiría imágenes muy atractivas. A diferencia de El país de los Argentinos
figurarían menos fotografías que reflejaban “las dominantes” de los
paisajes regionales, es decir, aquellas vistas que los lectores podían
identificar y reconocer rápidamente por los objetos que aparecían en los
escenarios. Las imágenes satelitarias del Atlas llevaron a
pensar a algunos académicos, incluso a Chiozza, que eran poco
comprensibles para el público lego. Sin embargo, estas imágenes que en
cada ejemplar eran interpretadas y decodificadas por especialistas con
ayuda de croquis cartográficos, tenían ciertos atractivos estéticos y
diríamos hasta futuristas, que estaban en consonancia con las imágenes
sobre el espacio exterior que los medios masivos de comunicación
popularizaban.
52En
suma, agregamos que hasta épocas recientes no se había prestado mucha
atención en los estudios académicos a aquellas geografías populares que
habían logrado un gran impacto en el mercado de los lectores. Hay que
apuntar que muchos geógrafos dedicaron buena parte de su vida académica a
inventar, escribir, dirigir o asesorar grandes editoriales a la hora de
crear este tipo de obras, que normalmente transcendían los lectores de
un círculo académico. Rememoremos finalmente que la comunidad de
geógrafos, más allá de su adscripción a distintas tradiciones desde
principio del siglo XX, tuvieron en su agenda en consideración la
importancia de llegar a todos los públicos. Consecuentemente, Elena
Chiozza supo encontrar en los diferentes ámbitos de actuación
profesional espacios de socialización y construcción intelectual que
contribuyeron a la divulgación del conocimiento geográfico.
53La
trayectoria intelectual de Elena Chiozza nos permitió conocer su
recorrido por distintos campos de conocimiento donde tuvo una actuación
notable, en particular en la universidad, la editorial y la consultoría
territorial. Sus testimonios, dichos y obras permitieron junto con otras
fuentes reconstruir, al menos parcialmente, los campos a los que
hicimos referencia conociendo cómo la geógrafa se desempeñó
concretamente en un período que la comunidad de geografía estaba en
crecimiento a partir de la creación de títulos específicos en las
universidades. En este contexto, le cupo a Chiozza ejercer cargos
directivos en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y conducir el
desarrollo de la carrera que había sido aprobada poco antes de su
ingreso a la Facultad en un contexto de refundación universitaria por la
caída del peronismo a manos de la Revolución Libertadora en 1955.
54Esta
posición jerárquica en la gestión en el mundo universitario y en una
unidad académica que se transformaba rápidamente con la creación de
“carreras modernas” y con el desenvolvimiento de algunas áreas de
investigación y extensión a la comunidad, le posibilitó su tránsito por
distintas comunidades de trabajo y aprendizaje. Desde su posición, pudo
capitalizar recursos institucionales que le permitieron mediante sus
redes sociales acceder a ámbitos de labor profesional en estudios de
planificación regional o asesoramiento territorial en agencias
burocráticas estatales – como el trabajo en editoriales donde sería
gestora, autora y directora de equipos que alumbrarían geografías
populares que alcanzarían niveles de venta muy exitosos. Como se ha
visto, contó con una experiencia muy variada en cuanto al tipo de
intercambios sociales y personales con quienes colaboraba en su
producción intelectual.
55Chiozza
fue pionera en los trabajos de consultoría ambiental. Su capacidad para
relacionarse con profesionales de las disciplinas más variadas e
incluso coordinar equipos de trabajo es un aspecto bastante singular en
su trayectoria, sobre todo por su condición de mujer y de provenir de
una disciplina asociada exclusivamente al magisterio y a la enseñanza.
En esta línea, hizo punta en la demanda de profesionalización de la
Geografía cuando la comunidad de geógrafos intentaba ser reconocida como
ordenadores del espacio en un contexto en el cual tomaba vuelo
la Geografía Aplicada. El momento fue oportuno porque el campo aplicado
respondía muy adecuadamente cuando se ponía en funcionamiento en el
país un modelo desarrollo asociado a agentes externos en la década del
60. Geografía aplicada y desarrollismo era un tándem conveniente para
justificar los estudios previos a las grandes intervenciones en el
espacio nacional, como la creación de infraestructuras y estructuras
necesarias para el despegue del país.
56Elena
Chiozza se desempeñó además en el campo editorial cuando las empresas
donde trabajó atendían a un mercado interno cada vez más demandante, y
encontraba su lugar en equipos universitarios que habían migrado con la
irrupción militar de la Editorial de la Universidad de Bueos Aires
(EUDEBA) al CEAL. Ese colectivo estaba animado por un plan cultural de
divulgación de saberes guiado por un espíritu de orden iluminista. La
geógrafa pudo en ese ámbito y en ese colectivo – en algún punto –
renovar la tradición geográfica de hablarle al gran público, que venía a la usanza que era propia de las colecciones corográficas.
57Su
labor en el CEAL fue la de una gestora, pero también la de una autora
que se integró a equipos multidisciplinarios en un área subvaluada desde
la academia para plantear nuevas perspectivas. En las colecciones que
tuvimos oportunidad de analizar vimos que se incluían temas y visiones
que estaban en la agenda científica y política. Desde una perspectiva
regional o general, las colecciones de geografía del CEAL sumaban
miradas relacionadas con las teorías del desarrollo, enfoques basados en
puntos de vista de la dependencia, o bien la preocupación ambiental que
comenzaba a tomar vuelo en la década del 70, con un lenguaje de
divulgación en sus textos e imágenes. En conclusión, estas geografías –
en su concepción vinculadas a la capacitación de Chiozza y el grupo de
geógrafos convocados – incorporaban nuevos paradigmas y referentes
axiológicos que no eran los dominantes en el campo académico, como así
también traducían en impresos de amplia circulación los productos de las
tecnologías más avanzadas de la representación del territorio; muy
convenientes además a los fines de comercialización masiva. Elena
Chiozza fue ante todo una gestora cultural y una divulgadora original de
los conocimientos geográficos, experiencias que no fueron ajenas a sus
posiciones políticas, a lo aprendido en la práctica docente, y a su
oficio en la consultoría tendiente a resolver cuestiones de ordenamiento
territorial en la Argentina.