1Cuando
se piensa en Elisée Reclus, no se le piensa normalmente como un
geógrafo latinoamericanista dado que vivió la mayor parte de su vida en
Europa y gran cantidad de sus viajes geográficos también los realizó en
Europa y países vecinos. De forma similar, como geógrafo se le conoce
por su investigación y proyectos escritos que son de alcance mundial.
Además, si a Reclus se le recuerda por fuera del círculo geográfico de
los historiadores, es por sus compromisos y escritos políticos. Reclus
siempre ha tenido un lugar en el panteón de los activistas anarquistas y
pensadores descentralistas pero parece que nuevas generaciones de
geógrafos redescubren periódicamente su trabajo geográfico. Como se
demuestra en este artículo, estamos en el medio de uno de estos
resurgimientos o redescubrimientos. A diferencia de la generación de los
años treinta, cuando figuras como Lewis Mumford y Carl Sauer recordaban
a Reclus o a otros por sus inspiraciones regionalistas y
descentralistas, o durante los sesentas cuando los geógrafos de la Nueva
Izquierda estaban excavando legados pasados para encontrar guías
utilizables en teorías radicales y en la práctica, los geógrafos de hoy
en día así como los teóricos sociales pueden encontrar en Reclus formas
antiguas y nuevas de conceptualizar cronologías, ecologías y política.
Yo considero especialmente valioso que geógrafos latinoamericanos,
especialmente la generación más joven, haya tomado un giro histórico y
haya comenzado a investigar los terrenos de su propia fundación nacional
y regional. Desde luego, las raíces y la vitalidad de cualquier
tradición local, regional, o nacional son aquellas que son “de cosecha
propia” y generadas localmente y conectadas a la tierra. De esta manera,
es para bien llegar a conocer a los precursores de uno y a aquellos que
allanaron el camino hacia el presente. Pero esto no quiere decir que
los visitantes, observadores y/o comentadores no-locales o no-nacionales
no tengan ningún papel o impacto en la tradición, o como en este caso,
en el desarrollo del pensamiento y en la práctica geográfica en un lugar
determinado. Es en este contexto que me gustaría dar una visión general
de las conexiones y contribuciones que Elisée Reclus le ha hecho a la
geografía latinoamericanista. Hasta la fecha, los académicos expertos en
Reclus, le han prestado poca atención a los viajes y escritos de Reclus
en y sobre Latinoamérica. De acuerdo con lo anterior, este artículo se
propone realizar avances significativos en la promoción de nuestro
conocimiento de Reclus como geógrafo americanista.
2A lo
largo de su larga, políticamente comprometida, y extremadamente
productiva vida académica, Elisée Reclus viajó solamente dos veces a
Latinoamérica. Ese contacto con Latinoamérica precedió el inicio de su
carrera académica. En su autoexilio del golpe de estado de Luis Napoleón
en 1851, años después de estar en Inglaterra e Irlanda, viajó a
Louisiana, donde vivió por dos años (1853-1855). Cansado de Louisiana y
de su sociedad basada en la esclavitud, Reclus partió en 1855 hacia la
Nueva Granada (Colombia) con paradas en Cuba y Panamá. Al principio
tenía la intención de establecerse en Colombia, pero sus planes de
colonización fracasaron y regresó a Francia en 1857 después de menos de
dos años en la región de Santa Marta. Mientras que sus viajes fueron más
del estilo Wanderjahre juvenil que investigaciones geográficas
sistemáticas, estas primeras experiencias Latinoamericanas ayudaron a
establecer el compás de su carrera en una vida dedicada en parte a la
descripción y al análisis geográfico. Su otra experiencia en
Latinoamérica fue en Brasil, donde viajó con su esposa en 1893 para
reunirse con geógrafos y académicos. En la biografía de Elisée Reclus,
Paul Reclus (1964: 124), expresa claramente que Reclus no sólo visitó
Brasil, sino también Uruguay, Argentina y Chile. Hace falta evidencia de
que él haya hecho estos otros viajes al Cono Sur, aunque se podría
confirmar en su correspondencia, la cual no he consultado. El viaje a
Brasil, y quizás más, se realizó cuarenta años después de que viera por
primera vez los trópicos del Nuevo Mundo en camino a Nueva Orleans. En
lo interino, él había logrado reconocimiento mundial tanto por su
erudición geográfica como por sus apoyos y actividades políticas. Si se
incluyera la Louisiana de mediados del siglo XIX más como una parte
periférica de Latinoamérica que como un precinto incorporado
completamente a la America Anglosajona, y esto bien se podría asumir,
entonces los viajes y la estadía de Reclus en Latinoamérica se extienden
a casi cuatro de sus setenta y cinco años. Comparado con la mayoría de
geógrafos especializados en la región, o los geógrafos nativos de esas
zonas, las credenciales de Reclus para comentar sobre su geografía
podría ser cuestionada. Sin embargo, Alexander Von Humboldt, quizás la
figura más conocida y notable en la genealogía de geografía
Latinoamericanista, pasó cinco años viajando e investigando Cuba, el
norte de Suramérica y México. Ciertamente los miles de paginas impresas
de Humboldt sobre sus viajes y su investigación en Latinoamérica se
posesionan como un monumento a su industria y a su autoridad. Los
escritos publicados de Reclus en América Latina no están a la altura de
los de Humboldt, pero aún así tiene más de dos mil páginas. Mientras que
gran parte de los escritos de Humboldt se deriva de su propia
experiencia y trabajo de campo, poco de los escritos de Reclus sobre
América Latina puede ser acreditado de la misma manera. Sin embargo,
Reclus rindió y sintetizó una extensa literatura, principalmente de
fuentes secundarias a su propia voz y visión, distintivas y
autoritarias. Es esta porción de los voluminosos escritos geográficos de
Reclus la que necesita ser analizada y comentada si se va a empezar a
evaluar a Reclus y a su obra en el contexto de la geografía
Latinoamericanista. Este artículo es quizás el comienzo de una
evaluación a gran escala.
3Las
publicaciones acerca de Latinoamérica de Reclus son de diversas
categorías. Entre ellas esta su primer libro, “Viaje a la Sierra Nevada
de Santa Marta, pasajes de la naturaleza tropical” (1861). Esta fue su
única monografía sobre un tema latinoamericano. Fue un recuento de sus
viajes en la costa colombiana junto con algunas observaciones
geográficas. Partes de trabajos más extensos, en
particular “La Tierra” (“La Terre”), vols. 1 y 2 (1868) y “El Hombre y
la tierra” (“LHomme et la terre”) vols. 4 y 5 (1905) contienen material
latinoamericano. Adicionalmente tres volúmenes, 17, 18 19 de su Nueva Geografía Universal (Nouvelle géographie universelle) (1891, 1893) están dedicados a Latinoamérica y el Caribe. El material de los volúmenes 18 y 19 de Nueva Geografía Universal fueron
posteriormente editados, anotados y traducidos al español y al
portugués por estudiosos locales, y fueron publicados como libros
separados con los títulos de Colombia (1893), Estados Unidos de Brasil:
Geografía, Etnografía y Estadística (1900) y Geografía de Chile (1893).
Además publicó varios artículos sobre temas Latinoamericanos tanto en
revistas académicas de geografía, como en publicaciones populares, junto
a artículos en los cuales analiza libros recientes en un contexto más
amplio y algunos comentarios sobre algunos otros libros. Adicionalmente
contribuyó a la edición de una colección de ensayos sobre México que fue
elaborada a partir de la sección Mexicana de la Nueva Geografía Universal (Reclus 1904).
4Si
consideráramos la Louisiana de la segunda mitad del siglo XIX, en
particular antes de la abolición de la esclavitud, como un extremo de
Latinoamérica, entonces las primeras publicaciones de Reclus serían
parte de sus trabajos Latinoamericanos. En 1857, publicó una serie de
artículos en L’Union, uno de los periódicos francófonos de
corta vida en Nueva Orleans. Estos artículos periodísticos fueron sus
primeras publicaciones conocidas. Los primeros cinco sobre su viaje
transatlántico y sus experiencias en Louisiana fueron publicados en
Febrero (1857a, 1857b, 1857c, 1857d, 1857e). Los siguientes fueron otros
once artículos acerca de Nueva Granada y fueron publicados en Julio y
Agosto (1857f, 1857g, 1857h, 1857i, 1857j, 1857k, 1857l, 1857m, 1857n,
1857o, 1857p).
5Al
revisar los trabajos de Reclus sobre de Latinoamérica como un todo, no
es difícil notar la influencia formativa de los padres de la geografía
moderna, Carl Ritter y Alexander Von Humboldt. Por supuesto mucho se
debe a la formación universitaria de Reclus y sus contactos con Ritter
en Berlín. A pesar de que aún tengo que encontrar una mención específica
en los trabajos de Reclus, uno puede fácilmente imaginar que su gran
síntesis regional global Nueva Geografía Universal fue en parte
diseñada para completar la enorme síntesis regional global de Ritter,
proyecto que nunca paso de Asia y África. Uno además debe de preguntarse
¿hasta que nivel Reclus llevó las actitudes y puntos de vista de su
antiguo mentor? Esta es una pregunta engorrosa porque el marcado
contraste con los puntos de vista progresistas de Reclus sobre raza,
etnicidad y relaciones de clase, algunas veces expresa opiniones
sorprendentemente retrogradas sobre las relaciones del hombre con el
medio ambiente, algunas de las cuales parecieran ser más ecos de las
expresadas por Ritter o preludios de Ratzel que del mismo Reclus
construyendo una nueva geografía de izquierda-libertaria. Para citar un
ejemplo, en su discusión sobre la influencia del clima en los trópicos
en vol. II de La Tierra (1873: 440), comenta:
En muchas regiones de la zona
tropical, todo lo que el hombre tiene que hacer cuando busca alimento es
sacudir las ramas de los árboles, o tirar de las raíces de la tierra.
Sus necesidades son tan pocas, y la vida es tan fácil para él que no le
importa mucho, no está obligado a mantenerla a fuerza de trabajo, pero
lo encuentra por así decirlo, a medio camino, casi lo desprecia porque
sus favores son ofrecidos tan generosamente. Por lo tanto, se reúne con
la muerte sin arrepentimientos, y sin derramar una sola lágrima cuando
cierra sus ojos para siempre [...]. Así, la suavidad del clima, la
fertilidad del suelo, la exuberancia de la vida, y lo súbito de la
muerte, toman parte igual en el mantenimiento de hombre en su descuido y
su pereza nativa.
6De
manera similar uno puede encontrar pasajes en el trabajo de Humboldt
sobre Latinoamérica en los cuales introduce ideas y puntos de vista
similares, pero Humboldt al escribir medio siglo antes moderó sus
sentimientos determinísticos sobre el medio ambiente con un ojo
analítico indicando ejemplos específicos. Quizás su más recordada
observación fue que las bananas en la América tropical eran tan
extraordinariamente productivas - 44 veces más productivas que las papas
y 138 veces más productivas que el trigo por unidad de área, que en
efecto era contra-productivo. Tal como Humboldt concluyó (1814:) “la
facilidad con la que el banano puede ser cultivado ha contribuido sin
duda alguna, a detener el progreso de mejoramiento de las regiones
tropicales”. Por otro lado, hay mucho en el trabajo de Reclus que hace
eco tanto de la ilustración progresista como del lado
romántico-subversivo de Humboldt.
7Evaluando
el lugar que ocupa Reclus en la geografía Latinoamericanista, se
necesita tener en cuenta tanto sus antecedentes biográficos como los
contornos de la geografía del siglo XIX. La obra del geógrafo Gary
Dunbar (1978) Elisée Reclus: Historiador de la Naturaleza sigue
siendo la biografía autorizada, aunque al igual que con Humboldt aún no
hemos visto un amplio estudio biográfico que bien ponga a estas figuras
en un completo desagravio intelectual y contextual, o que registre y
relate sus vidas en gran detalle. Aquí, sería útil un breve resumen de
la vida de Reclus, en especial de sus encuentros con América Latina a
través de la observación directa o a través de la descripción publicada.
Como conocimiento general, Reclus nació en 1830 en una gran familia de
disidentes religiosos y librepensadores en el suroeste de Francia.
Asistió a una escuela morava en Alemania y una universidad protestante
en su región natal. Terminó su educación formal con un periodo que pasó
en la Universidad de Berlín, donde asistió a las conferencias de Carl
Ritter. De Ritter ganó el aprecio por las grandes obras de síntesis
geográfica, y una perspectiva de la "la tierra como el hogar del
hombre." La obra de Reclus Nueva Geografía Universal
(1876-1894) de diecinueve volúmenes, de hecho termino la obra nunca
terminada de múltiples volúmenes de Ritter sobre la geografía regional
del mundo, pero sustituyendo su teleología religiosa con una visión
anarquista de regiones orgánicamente constituidas vinculadas en armonía
descentralizada. Otras obras importantes de Reclus incluyen: La Tierra. Descripción de fenómenos de la vida del globo (La Terre. Description des phénomènes de la vie du globe) (1868-1869) [dos volúmenes], El Hombre y la tierra
(1905-1908) [seis volúmenes]. Su obra menor (libros de un solo volumen,
artículos, comentarios) suman más de 200 publicaciones. A excepción de Los Volcanes de la Tierra (Les Volcans de la Terre),
un estudio de tres volúmenes sobre los volcanes en Asia y Europa
publicado póstumamente (1906, 1908, 1910) su voluminosa obra contiene
material de América Latina, a pesar de que la Nueva Geografía Universal y El Hombre y la tierra la son las fuentes más ricas, junto con Viaje
a la Sierra Nevada de Santa Marta: Paisajes de la naturaleza tropical
(Voyage à la Sierra-Nevada de Sainte-Marthe: Paysages de la nature
tropicale) (1861). Su intervalo colombiano fue el preludio a una
vida plena dedicada a la geografía y a la política radical. El activismo
político de Reclus fue provocado por los levantamientos de 1848 en todo
el continente, y por la oposición activa al golpe de Estado de Luis
Napoleón de 1851 que llevó al auto-exilio de Elisée y Elie en Irlanda.
Trabajando como peón rural, Reclus vio la opresión colonial de primera
mano. Allí también comenzó a soñar con investigar y escribir grandes
obras sobre geografía. Al unirse al éxodo rural que generó la hambruna
de patatas, Reclus viajó con los inmigrantes irlandeses a Nueva Orleans
en vez de Nueva York, eligiendo una ciudad más como Marsella que como
París.
8El
viaje trasatlántico tomó a Reclus primero a la vista de Montserrat,
pasando por las costas del sur de Haití, Jamaica, y Gran Caimán, a
través del Canal de Yucatán, en el Golfo de México hasta la
desembocadura del Misisipi. En su breve relato de la travesía, se
refirió a unas vistas evocadoras de la tierra, incluyendo desnudas
laderas de las montañas de Haití - aunque sin mencionar la acción humana
(Reclus 2004: 25). Saliendo de Jamaica notó las piraguas de los negros
"deslizándose como chinches de agua" contra un telón de fondo de campos
de caña de azúcar que se extendían a la orilla del agua, coronados con
penachos de humo de las fábricas de azúcar (Reclus 2004: 25, 28). Al
entrar en el Misisipi comentó sobre el ganado vagabundo que deambula en
el paisaje pantanoso y derribando las líneas de telégrafo recientemente
instaladas. Estos animales libres pertenecían a los Isleños, o
descendientes de canarios, a quienes Reclus consideraba "semi-bárbaros"
(Reclus 2004: 41).
9Reclus
arribó a Nueva Orleans a inicios de 1853. Inicialmente encontró trabajo
como operario portuario, pero pronto se convirtió en tutor de hijos de
personas de las élites locales. Viajando río arriba desde Nueva Orleans,
se convirtió en tutor de la familia Fortier en la plantacion Felicity.
Sus primeros trabajos publicados son sus experiencias en Louisiana
(Dumbar 1984). Entre sus descripciones más críticas y gráficas estaban
las de relaciones raciales y la institución de la esclavitud (Reclus
1859, 1860). Él rechazaba la esclavitud y la cultura que esta producía
incluyendo el alcoholismo endémico y el desorden generalizado (Reclus
2004: 52, 56-57). Sus últimos trabajos son notables por sus criticas al
pensamiento y la doctrinas racistas en el pensamiento y la academia
ortodoxos eurocentristas. Sus experiencias en zonas rurales junto con
sus lecturas de socialistas utópicos, en especial Charles Fourier y muy
probablemente los panegíricos de Humboldt apoyando el potencial
colonizador de las “tierras libres” de Latinoamérica, lo llevaron a su
decisión de convertirse en colono. Descartó México y se inclinó por
Nueva Granada. Tenía la esperanza de que su hermano Elie lo acompañara
en el próximo segmento de sus viajes, pero eso no se concretó. Elie
viajó posteriormente a México por lo que fue algo así como un apoderado
de Elisée en ese sentido. En la correspondencia su lado mordaz es
completamente visible (Reclus 2004: 76-77):
No soy de la opinión de que
debemos ir de inmediato a México. Ahí están los pasaportes, la policía,
los gendarmes, y Santa Ana, otro Napoleón III, elegido por el pueblo.
Popocatépetl y Orizaba y Perote y la Meseta de Anáhuac y las minas de
Xihuatitlán y magueyes y los ladrones, todo eso sin duda alguna sería
muy interesante para ver, pero en la Nueva Granada encontraremos un
mundo de naturaleza que es a cada pedazo tan hermoso como el de México y
mucho más allá de nuestras expectativas. Es el país que deparará el
futuro de América del Sur [...]. No hay pasaportes o gendarmes pero hay,
si no me equivoco, gente agradable que no es nada yanqui.
10Aquí
podemos notar un sentimiento anti-anglo/yanqui que aparece en sus
escritos Latinoamericanistas de los siguientes cincuenta años. El ve a
Colombia como un paraíso tropical sin mucha presencia del estado y tal
vez también cercanía al Coloso del Norte. Hasta qué punto su lectura del
trabajo de Humboldt sobre Colombia comparado al de México lo haya
influenciado es algo que sería interesante saber. Ciertamente Humboldt
fue una influencia formativa, pero Reclus sólo ocasionalmente se refiere
a él o a sus escritos en su propio trabajo Latinoamericano, y no lo
hace en las cartas en las que se refiere a su decisión de ir
directamente a Colombia.
11A
finales de 1855, reservó un pasaje en el Philadelphia, un barco a vapor
con una ruta regular a Panamá vía La Habana. El barco se descompuso en
Cuba y durante las dos semanas de retrazo el vio algo de la isla. La
siguiente parada fue Aspinwall (Colón) Panamá. De inmediato le
sorprendió la diversidad étnica de la población. Aventureros de todas
partes del mundo se mezclaban con los blancos locales, negros, chinos y
aborígenes. Las mezclas raciales de estos grupos ofrecían una gama
étnica de gran complejidad, una que el obviamente disfrutó. Consecuente
con su postura antirracista, en sus últimos trabajos geográficos, Reclus
escribió de manera favorable sobre la mezcla tanto cultural como
biológica de las razas y grupos étnicos. En este aspecto él se enfrentó
al discurso dominante de sus tiempos - en especial voces como Arthur de
Gobineau, el fundador del “racismo científico” y el mito de la raza aria
como dominante. En la mayoría de aspectos, el trabajo y la vida de
Reclus, teoría y práctica estaban bien integradas. Su vida familiar no
fue la excepción. Clarisse, su primera esposa era afro-francesa, su
madre era fulani y su padre francés.
12La
breve estadía de Reclus en Panamá también ayudo a agudizar su crítica a
la expansión anglo-capitalista en Latinoamérica. Para Reclus, el enclave
inglés y norteamericano de Aspinwall, ofrecía una pre-configuración del
futuro, cuando tanto británicos como norteamericanos establecerían
destacamentos fuera del control local a lo largo de toda la región. Vale
la pena citar su descripción de esta implantación (1861:8-9):
El pabellón tricolor de la Nueva
Granada flamea en una casa de Aspinwall; pero la autoridad granadina,
lejos de gobernar, debe felicitarse de ser simplemente tolerada. La
compañía del ferrocarril, declarada simple propietaria de la isla por un
acto del Congreso granadino, es en realidad el verdadero soberano de la
falda atlántica del Istmo, y sus decisiones sean notificadas o no por
el jefe político de Aspinwall o por el congreso de Bogotá, tienen
realmente fuerza de ley. Son americanos audaces los que han osado poner
el pie en este islote malsano de Manzanillo que en la lama humeante de
miasmas en que la muerte germina con las plantas, han fijado las estacas
en las que debía asentarse la ciudad, y que han llamado de todos los
puntos de la tierra a los hombres ávidos gritándoles: “haced como
nosotros, arriesgad vuestras vidas por la riqueza!” Ellos han llevado de
los Estados Unidos todas las casa aun construidas, y es también a los
Estados Unidos que envían a buscar harina, galleta, carne y hasta
combustible. La ciudad es creación suya, se juzgan con derecho a
gobernarla y le han dado el nombre de uno de los más fuertes accionistas
de la compañía, el negociante Aspinwall; las protestas solemnes de la
república granadina no han logrado dar hasta ahora el nombre oficial de
Colón a la ciudad naciente.
13Al
dejar Aspinwall, Reclus tomó una serie de embarcaciones al este de Santa
Marta. Después de unas pocas semanas en Santa Marta se trasladó norte
de la Península de la Guajira, a Riohacha la cual el consideró un mejor
término para su proyecto de establecer un refugio rural y una posible
comunidad de colonos con formas de pensamiento afines. Pasó el siguiente
año en Riohacha interactuando con el pequeño circulo de expatriados
franceses y tratando varios planes para ganarse la vida, incluso dando
clases de francés, alemán e inglés. Ninguno de ellos tuvo éxito. Después
de haber agotado las opciones de la vida urbana, Reclus decidió mudarse
a las montañas e iniciar una nueva vida como granjero autosuficiente.
Convenció a Jaime Chastaing, líder informal de la comunidad francesa, de
unírsele como socio igualitario en la operación (aventura >
venture). Después de un extenso reconocimiento de las tierras altas de
la Sierra Nevada de Santa Marta, Reclus escogió un valle de cincuenta
hectáreas, media legua a las afueras de San Antonio, un pueblo a unos
cincuenta kilómetros al sur de la localidad costera de Dibulla. A unos
850 metros de altitud, una amplia gama de cultivos se podrían plantar
allí.
14La
elección de este lugar fue el punto culminante de su operación. De ahí
en adelante, fue literalmente y figurativamente en descenso. El viaje de
regreso a Riohacha fue arduo. Le tomó a Reclus un mes para recuperarse.
El viaje de regreso con los suministros para iniciar la colonia fue aún
peor. El viaje a Dibulla en bongó terminó con un volcamiento, pero la
carga se salvó. Esperando en Dibulla organizar los bueyes para el viaje
al interior, Reclus contrajo malaria, algo que lo atormentó por el resto
de su estadía en Colombia. Al reanudar el viaje, la mula de Reclus
murió al segundo día. Continuó a pie, pero la fiebre se apoderó de él
una vez más, pensó que iba a morir al lado de la carretera. Lo
encontraron Chastaing, su hijo Luisito, y dos ayudantes contratados, que
venían detrás con los bueyes y los suministros. Una vez instalado en
San Antonio, le tomó a Reclus otros dos meses recuperarse. Aún siempre
optimista, las visiones febriles de Reclus fueron de un futuro
resplandeciente. Como lo señaló (1861: 293):
veía ya las pendientes de las
montañas cubiertas de campos de café y los bosques de naranjos; los
arahuacos felices y libres, fundaban comunidades florecientes; se abrían
escuelas para los hijos de los indios; colonias de europeos desmontaban
las selvas vírgenes; se abrían caminos en todas direcciones; ¿qué sé
yo?, líneas generales de buques-correos llegaban al puerto de Dibulla.
15Una
vez la fiebre disminuyó, la realidad volvió. Chastaing, su hijo, y los
dos niños mulatos habían puesto furiosamente en marcha varios proyectos:
limpieza, quemado, construcción de terrazas, vallas, plantación y tala
de árboles para la construcción. Sin embargo, la tempestad pronto se
volvió depresión. Chastaing alienó a los indios, despidió a uno de los
trabajadores, y declaró la iniciativa entera sin esperanza. Disolvió la
sociedad y volvió a su vida de ocio relativo en Riohacha. Reclus,
todavía febril, se quedó solo allí durante un mes, antes de renunciar a
sus propios sueños de establecer una cabeza de playa Colombiana para la
colonización-euro-igualitaria.
16En
tiempos de Reclus, San Antonio era un pequeño asentamiento Arahuaco con
unos pocos mestizos y ex-cimarrones. Aunque no lo dice, la preferencia
de Reclus por la diversidad étnica pudo haber sido un factor en la
elección del lugar. Más tarde, San Antonio fue abandonado a raíz de las
guerras civiles y la migración ascendente de negros de la costa, y se
reconstituyó con el nombre poco apropiado de Pueblo Viejo. Cuando varios
geógrafos visitaron la región en la década de 1920, Pueblo Viejo fue
descrito como un pueblo "negro" y todo vestigio de su pasado indígena o
de la operación de Reclus se había borrado.
17Uno
podría fácilmente concluir que el interludio Colombiano de Reclus fue
en gran parte una desventura, y su plan de colonización un fiasco. Esto
es lo que transmite su cuaderno de viaje - a pesar de las cualidades
quijotescas de Reclus, y de la gentil burla de sí mismo, sirven para
redimirlo como una producción literaria. Pero las palabras finales de
Reclus fueron: “Algunos meses después haber vuelto a Europa, volviendo a
mi verdadera patria, me parecía que aún estaba tocando el suelo del
exilio" (1861: 296). Por el resto de su vida, Reclus tuvo una visión
idealizada de Colombia en particular y de América Latina en general como
destinos potenciales para la migración y colonización europea. También
distinguió entre dos formas muy diferentes de colonización: "colonias de
explotación", basada en el dominio de los pueblos conquistados, y
"colonias de poblamiento", en donde los individuos libres o grupos
establecen asentamientos en armonía con la población local. Su fracaso
colombiano no lo disuadió de promover la colonización positiva. El
epílogo de su volumen Voyage es un himno a las ilimitadas
posibilidades que le esperan a los colonos en la Nueva Granada, y
especialmente en la región de Santa Marta. Él expresa consejos similares
en sus escritos posteriores sobre las regiones de América Latina, pero
de forma más selectiva, dependiendo de las condiciones reales.
18Los puntos de vista de Reclus sobre la raza y la etnicidad en el volumen Voyage
son muy agudos algunas veces, algunas otras, aplacados por sus ideales
chovinistas anti-racistas y no nacionales. Encontró el pueblo Guajiro
semi-nómada, con formas independientes feroces, muy admirables. Por otro
lado, los Arahuacos, fueron en gran medida un pueblo degradado,
económicamente explotados y dependientes del alcohol. Los negros de las
costas solían vivir en condiciones de miseria. Algunos de los materiales
más útiles y sugerentes de los subsecuentes escritos de Reclus sobre
América Latina, son etnográficos. Él no elude a la imagen negativa, pero
apunta a las condiciones objetivas que producen miseria y depravación.
De la misma manera, sus representaciones positivas de los diferentes
grupos sociales y culturales están ligadas a su grado de industria
auto-dirigida y bienestar social. Al igual que Peter Kropotkin, su
colaborador geógrafo- anarquista, Reclus fue una contravoz contundente y
eficaz en la lucha de las doctrinas Darwinistas Sociales y racistas de
la época.
19Para los geógrafos, quizás los aspectos más relevantes del volumen de Voyage
y las reflexiones posteriores de Reclus sobre América Latina, es su
énfasis en la región natural. No sólo es uno de los conceptos básicos de
la geografía, sino también una clave para construir un mundo
políticamente descentralizado movilizado contra el dominio y la opresión
de todo tipo - ya sea por razones de género, raza, etnia, clase, o bien
adelantado a su época - la degradación ecológica. Él pudo haber tomado
la corología de Ritter, pero lo puso en un tono nuev y crítico - con el
que le habló a su público del siglo XIX, y debe aún tener resonancia en
la actualidad.
20Los volúmenes de América Latina (17-19 publicados entre 1891-1894) de la Nueva geografía universal ofrecen
quizás el material más atractivo con el cual evaluar las contribuciones
de Reclus a la geografía latinoamericanista. El hecho de que Reclus
eligió los volúmenes finales para hacer el material de América Latina
significaba que había acumulado más conocimiento acerca de estas
regiones que para algunos de sus volúmenes anteriores, y, posiblemente,
que "dejó lo mejor para el final". Uno podría decir en esto que Reclus
tenía una afinidad especial por América Latina y los latinoamericanos, o
por lo menos aquellos sectores de la cultura y la población que
evidenciaban sus ideales comunitarios de izquierda libertaria. En la
edición francesa original, el volumen XVII se titula “Indias Occidentales” ("Indes Occidentales"),
aunque en la traducción al inglés aparece como volumen II “ México,
América Central y las Indias Occidentales" y su par con América del
Norte (volumen I). Es evidente que el orden original de Reclus se
invirtió para atraer a lectores de América del Norte.
21El
orden interno de la presentación de Reclus es bastante uniforme a lo
largo de diecinueve de los volúmenes. Le concede a cada nación, colonia,
o asociación regional de naciones y/o colonias un capítulo aparte. Así,
después de un capítulo introductorio que esboza la región mesoamericana
a grandes rasgos, el lector camina con Reclus a través de México,
Honduras Británica, América Central (con subcapítulos para los cinco
países) y Panamá. Es interesante que a Panamá le concedió un capítulo
aparte, a pesar de que, como señala Reclus, políticamente era una parte
"integral" de Colombia, pero geográficamente era parte de América
Central. Esta cualidad dual, junto con el hecho de que Reclus visitó
Panamá en el camino a Colombia explica el por qué de la atención extra.
Los capítulos del Caribe están precedidos por un capítulo introductorio
general titulado "El Mediterráneo americano." No se sabe si Reclus fue
el primero en usar esta acertada caracterización pero después de la
Guerra Española-Americana el concepto fue evidente en el discurso
geopolítico emergente de América del Norte. Cuba, Jamaica, Santo Domingo
(Haití y República Dominicana), Puerto Rico, las Islas Vírgenes y Santa
Cruz, Las Bahamas, Las Bermudas tienen capítulos separados, y como los
cinco países de Centroamérica, las Antillas Menores se agrupan en un
solo capítulo.
22Dentro
de los capítulos, el orden de presentación es también bastante
uniforme. En la primera sección se presentan consideraciones de carácter
general o un "estudio general". Le siguen: características físicas,
ríos y lagos, el clima, flora, fauna, habitantes, topografía,
condiciones económicas de la administración. A México sin embargo, se le
concede un conjunto adicional de secciones. Junto con el estándar del
acuerdo físico-a-administrativo, se cubren los estados mexicanos
individuales. Esta estandarización en la presentación de hechos y
cifras, junto con la descripción regional ofrece la base para el estudio
comparativo de las naciones y regiones de América Latina. En este
sentido Reclus se puede considerar uno de los pioneros de lo que podría
llamarse un enfoque "sistemático-regional" a la geografía, especialmente
para la producción de libros de texto de geografía regional. La
información que Reclus proporcionaba a sus lectores en las diferentes
categorías era actualizada y en muchos casos ha pasado admirablemente la
prueba del tiempo. Por supuesto, gran parte del reportaje con el paso
de más de un siglo, se ha convertido en geografía histórica y como tal
ofrece una ventana sobre aspectos de finales del siglo XIX en América
Latina que merece ser estudiada.
23A
lo largo de todo el reportaje empírico está el comentario personal de
Reclus sobre una amplia gama de temas y preguntas. Para la mayoría de
los lectores contemporáneos, estas estaciones de paso de conocimiento y
perspectivas deben ser de su interés particular. Aquí se exhiben las
simpatías políticas de Reclus. Por ejemplo, en el capítulo de
introducción general al volumen, Reclus (1891: 6) mordazmente comenta
sobre los designios norteamericanos en la región: “Cuando la República
Americana era controlada en su política exterior por el partido esclavo
del sur, el gobierno de Washington hizo repetidos intentos de aumentar
su territorio adquiriendo a Cuba...”. Continúa diciendo que un intento
por garantizar una base naval en la República Dominicana se vio
frustrado por la oposición del Norte y, en cierta medida por los poderes
europeos, pero que la isla guano de Navassa había sido expropiada, y
que la abandonarían una vez que sus recursos se hubieran agotado. En su
sección introductoria Reclus argumenta que México, en su “posición casi
aislada, sirve como un baluarte avanzado para toda la América Española
contra el mundo anglosajón” (1891:11). Aquí vemos no sólo simpatía por
México en particular, y Latinoamérica en general, sino también la visión
menos optimista de Reclus sobre la mayoría, si no todas, las cosas
Anglo. También rechaza como absurda la idea de que las fuerzas de
anglización abrumarían América Latina (1891: 12):
La profecía de Belt, de que en
unos pocos siglos el inglés sería la lengua materna de todos los
americanos, desde las islas congeladas del gran norte gran hasta la
Tierra del Fuego, no parece probable que se cumpla. Jules Leclereq
incluso se ha aventurado a afirmar que en poco tiempo todo México será
inglés. Pero esto es un error, como se muestra por ejemplo, por la
extrema lentitud con la que se está llevando a cabo el proceso de
asimilación en Nuevo México…
24Este
desdén por las cosas anglo es un subtexto constante en los escritos de
Reclus, pero sale más fuertemente en defensa de la sociedad y la cultura
latinoamericanas frente a las fuerzas anglicizantes. Es difícil decir
si esto es simplemente un reflejo del estereotípico antagonismo
anglo-galo, o una posición de principios anti-imperialistas. Lo más
probable es que sea una combinación de los dos. Entre los debates
actuales sobre el pensamiento y las posiciones políticas de Reclus, está
la cuestión de su opinión sobre el colonialismo. Sin disculpa, o
contradicción aparente, él diferenciaba el colonialismo entre benigno, o
incluso caritativo, variedad que llamó “colonialismo de convenio”, y
una variedad perniciosa a la que llamó “colonialismo de explotación”.
Reclus sentía que las regiones del Tercer Mundo que estaban “poco
pobladas”, “colonias de población” (por colonos europeos o
euro-americanos) ofrecían beneficios positivos. En las naciones o
regiones del Tercer Mundo donde el colonialismo era estrictamente
extractivo y de explotación, éste debía ser condenado. En sus escritos
sobre Latinoamérica vemos esta perspectiva bimodal, si no bipolar del
colonialismo.
25Si
los lectores contemporáneos encuentran algo desconcertantes sus ideas
sobre el colonialismo, sus ideas sobre raza estaban más alineadas con
las actitudes intelectuales contemporáneas, pero claramente no están de
acuerdo con lo académico de su época. Reclus era categóricamente
anti-racista. Estaba vehementemente opuesto a la esclavitud de la cual
fue testigo el Louisiana y se convirtió, como Humboldt, en un franco
oponente de la esclavitud. En sus escritos a menudo hablaba con
aprobación sobre la mezcla cultural y biológica de las razas y grupos
étnicos. La portada del volumen es de los "Indios de Tecpan, Guatemala",
con un jefe maya, flanqueado por dos ayudantes, y en los tres volúmenes
de América Latina ofrece representaciones favorables de los pueblos
indígenas y de sus paisajes y prácticas culturales.
26Los
volúmenes sobre Suramérica (XVIII y XIX) siguen el mismo formato que el
volumen de Mesoamérica. El volumen XVIII trata sobre “La Región de los
Andes”. Hay un capítulo de estudio general y luego cada nación, desde
Venezuela hasta Chile tiene un capítulo separado. Las “Antillas del
Litoral Venezolano” (Trinidad, Tobago, Margarita, Aruba, Curaçao) y las
Galápagos tienen su propio capítulo. El volumen final, XIX se titula
“Amazonía y La Plata” pero cubre todo Brasil, las Guianas, y las
Republicas Platenses. Hay capítulos de estudio general para cada uno,
además de un capítulo para las Malvinas y la Isla Georgia Sur. Más que
México, el cual cubre en un sólo capítulo, pero con subcapítulos para
grupos de estados, a Brasil le asigna casi la mitad del volumen y tiene
diez capítulos separados. Estados individuales o en grupos se presentan
en ocho capítulos. Gran parte del material sobre Brasil fue
posteriormente compilado y publicado como libro aparte (1900). Al igual
que con el volumen de Mesoamérica, Reclus ofrece una mirada favorable de
la gente común y las poblaciones indígenas. Tal vez debido al tamaño de
América del Sur, especialmente Brasil, y la mayor distancia de la
potencia hegemónica de América del Norte, el tema del anglo-dominio y su
amenaza para la forma de gobierno y las personas por igual, es más
moderado. Con todo, Reclus ve gran parte de América Latina como tierra
de gran promesa - una vez liberada del legado negativo del colonialismo y
las formas internas de dominación. En este respecto, Reclus puede ser
confiable hoy tanto como lo era hace un siglo. Y para el geógrafo, los
escritos de Reclus sobre América Latina ofrecen una valiosa visión sobre
el conocimiento geográfico de vanguardia al final del siglo XIX, así
como un portal en la mente de tal vez el geógrafo más prolífico de
cualquier época.